
A solo 5 kilómetros de Caleta Queule se encuentra un verdadero santuario natural, donde el cielo se llena de vida gracias a la presencia de aves migratorias que llegan en distintas temporadas. Muchas de ellas se quedan durante largos periodos, transformando este rincón en un escenario privilegiado para la observación de fauna y el contacto directo con la biodiversidad de la costa araucana.