
En este lugar descansan las huellas de Toltén Viejo, un pueblo que desapareció bajo la implacable ola del maremoto del 22 de mayo de 1960. Entre la vegetación y el silencio, aún es posible distinguir el antiguo trazado urbano y los vestigios de lo que fueron importantes edificios públicos y privados. Un sitio cargado de memoria, donde cada ruina recuerda la fuerza de la naturaleza y la resiliencia de una comunidad que supo levantarse en un nuevo territorio.