En Villarrica, a orillas del lago y bajo el volcán que vigila con su nieve eterna, la cueca no es solo un baile: es un pulso que late en las manos, en los pañuelos que giran, en los pasos que recuerdan la historia de un pueblo que canta su identidad con orgullo.
Allí, entre risas, esfuerzo y sueños, dos jóvenes villarricenses se preparan para representar a toda La Araucanía en el Campeonato Nacional de Cueca Juvenil “Jóvenes Adolescentes de Chile”, que se celebrará en febrero en Ñuble.
Su nombre resuena con fuerza en la comuna: Fernanda Fuentes y Martín Roa, campeones regionales juveniles, han conquistado los corazones de quienes los han visto bailar. Con pasos firmes y pañuelos al viento, demostraron que el folclor no es cosa del pasado, sino una herencia viva que se reinventa con cada generación.
“Estamos muy contentos por representar a Villarrica. Es nuestra primera vez en un campeonato nacional y vamos a dejar a La Araucanía en lo más alto”, dice Fernanda con una sonrisa que mezcla orgullo y nervios. Martín, su compañero, complementa: “Fue difícil, nos costó, pero lo logramos. Ahora vamos con todo al Nacional”.
Bajo la guía del monitor Javier Repol, del Club de Cueca Bernardo O’Higgins, los jóvenes entrenan con disciplina casi todos los días. Ensayan tardes enteras, dejando de lado panoramas y descansos, impulsados por la convicción de que el arte también se entrena, y que el alma se fortalece cuando se baila con el corazón.
“Será una preparación intensa, con mucho esfuerzo”, comenta Repol. “La idea es ir a darlo todo, representar a Villarrica en lo más alto, justo en esta semana de aniversario de la comuna”.
Pero este triunfo no es solo de ellos. Detrás hay una familia que acompaña, unos padres que alientan desde la primera fila, una comunidad que vibra con cada compás. También está la silenciosa dedicación de la directiva del Club de Cueca Bernardo O’Higgins, que ha sabido cultivar talento y compromiso, consolidándose como un referente regional del folclor.
Cada paso de Fernanda y Martín es una muestra de que La Araucanía también se expresa bailando. Que aquí las tradiciones se aprenden con amor, y que el futuro puede sonar a guitarra, zapateo y pañuelos al viento.
Mientras los jóvenes ensayan bajo el atardecer villarricense, el reflejo del lago parece acompañar su danza. Es la Araucanía que se mueve, que se emociona, que sueña.
Y que, una vez más, se alista para brillar en lo más alto del país.

